La tasa de morosidad en el sistema financiero de Brasil llegó al 3,04%. En términos absolutos, son US$ 25,7 mil millones de la deuda (stock) de US$ 844,6 mil millones.
Los datos son preliminares, relativos al mes de septiembre, fueron divulgados por el Banco Central y no distinguen empresas y personas físicas. Según el Banco, el incumplimiento se caracteriza por deudas atrasadas desde hace más de 90 días.
Las deudas con bancos, operadores de tarjetas de crédito, financieras y leasing afectan a más de mitad (52%) de los brasileños registrados por el Servicio de Protección al Crédito (SPC). Según la institución, 62,6 millones de personas estaban morosas en septiembre, el equivalente a la población de Italia.
La mayor parte del importe del incumplimiento se debe a los bancos públicos (46,27%). En segundo lugar, a las instituciones privadas de capital nacional (41,28%). En tercer lugar, a las instituciones de capital extranjero (12,45%).
Crisis, desempleo y deuda
El economista Luiz Rabi, de la empresa Serasa Experian, que proporciona información al mercado sobre endeudados, recuerda que el incumplimiento siempre crece con el desempleo y que, cuando el país entró en crisis, a partir de 2014, tenía 51,8 millones de endeudados.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, aunque presentó una caída en el tercer trimestre de este año, el desempleo todavía es una realidad para 12,5 millones de personas.
Marcela Kawauti, economista jefe del SPC, afirma que la recuperación del trabajo y consecuentemente de los ingresos es lo que hace que quien esté moroso pueda poner al día las cuentas atrasadas, especialmente los más pobres. “Cuando el consumidor que tiene ingresos más bajos regresa al mercado de trabajo, él paga la deuda, soluciona este problema.”
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