El presidente Jair Bolsonaro se embarca este martes (14) a la ciudad de Dallas, en Texas (EE.UU.), donde permanecerá por dos noches para encuentros con autoridades locales. En la tarde del miércoles (15), Bolsonaro tendrá una reunión privada con el ex presidente estadounidense George W. Bush, quien gobernó aquel país entre 2001 y 2009. A pesar de que Bush es adversario político del actual presidente Donald Trump, de quien Bolsonaro se viene acercando, el gobierno brasileño no ve problema en el encuentro entre ambos.
“Este encuentro viene a demostrar la forma como nuestro presidente identifica la relación política en un amplio espectro. El hecho de que el expresidente George W. Bush eventualmente haga consideraciones contrarias al actual presidente no inviabiliza, desde el punto de vista político y de la relación institucional, que el presidente Jair Bolsonaro vaya al encuentro de aquella autoridad”, dijo el portavoz del gobierno, Otávio Rêgo Barros, en rueda de prensa.
Además de Bush, Bolsonaro se reunirá con el gobernador de Texas, Greg Abbot, el alcalde de Dallas, Mike Rawlings, y el senador texano Ted Cruz. El jueves (16), será homenajeado como personalidad del año por la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos. El homenaje se entregaría en un evento en Nueva York, pero el gobierno brasileño canceló la agenda en la ciudad tras críticas del alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, a la visita de Bolsonaro. La comitiva presidencial estará de vuelta a Brasil en la mañana del viernes (17).
Guerra comercial
El portavoz del gobierno brasileño también comentó sobre el recrudecimiento de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Ayer (13) los chinos anunciaron la subida al 25% de los aranceles sobre más de 5,1 mil productos importados de Estados Unidos, en un total de más de US$ 60.000 millones.
La medida, que vale a partir del 1 de junio, fue una represalia de China a la decisión de EE.UU., la semana pasada, de elevar del 10% al 25% los aranceles sobre productos chinos, totalizando costos de US$ 200 mil millones. Según Rêgo Barros, la disputa entre las dos mayores potencias económicas del planeta acarrea daños a todos los países.
“El gobierno brasileño espera que Estados Unidos y China resuelvan sus problemas comerciales, pues son los dos mayores socios de nuestro país. Aunque eventualmente Brasil puede beneficiarse, cualquier problema entre las dos mayores economías naturalmente acarreará daños a todo el mundo”, dijo.
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