La autoridad sanitaria de la India ha aprobado el primer permiso para importar carne fresca de pollo brasileña desde el acuerdo sanitario firmado entre los dos países en 2008. El anuncio fue hecho el lunes (29) por la ministra de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (Mapa), Tereza Cristina, y destacado este jueves (29) por el presidente Jair Bolsonaro en una publicación en Twitter.
Según el ministerio, la carne de pollo es la proteína animal más consumida en la India y se estima que este mercado seguirá creciendo a un ritmo del 7% al 8% anual. El crecimiento se debe a los nuevos patrones de consumo moldeados por la mayor urbanización y el aumento de los ingresos de la clase media en aquel país. El gobierno brasileño espera que las importaciones en la India aumenten al mismo ritmo que la expansión del mercado.
Sin embargo, el consumo per cápita de carne de pollo en la India sigue siendo relativamente bajo, con sólo 3,5 kilogramos por año. En Brasil, este consumo alcanza los 44,6 kg/año, mientras que el promedio mundial es de 11,9 kg/año.
Un mercado en crecimiento
De acuerdo con el presidente de la Asociación Brasileña de Proteínas Animales, Francisco Turra, los líderes del sector trabajaron duro para llegar al mercado indio y esperan su crecimiento. “Hicimos varias misiones allí. Es una nación con 1.200 millones de personas, y prácticamente 400 millones ya han abandonado el vegetarianismo y están consumiendo proteínas animales. Pero consumen poco. Es un mercado que, sin duda, tiene potencial para crecer”, dijo.
Turra explicó que Brasil necesita seguir invirtiendo en sanidad y realizando inspecciones sanitarias para garantizar la calidad del producto y fidelizar los mercados internacionales. Según él, sin embargo, el mayor consumidor de carne de pollo brasileña es el mercado interno. De los 13 millones de toneladas de proteína producidas por año en Brasil, 9 millones se consumen en el país.
En 2018, los principales destinos de la carne de pollo brasileña fueron Arabia Saudita (US$ 805 millones), China (US$ 800 millones) y Japón (US$ 722 millones).
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