Uno de los obstáculos para que el país saque adelante proyectos de infraestructura que respeten el medio ambiente no está en la legislación ambiental tampoco en la crisis económica que ha escaseado las inversiones públicas. En algunos casos, instituciones internacionales tienen dinero disponible, pero no consiguen prestar al país.
El análisis es de Ivan Oliveira, el director de Estudios, Relaciones Económicas y Políticas Internacionales del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA). Durante la 1era Conferencia Ministerial Regional de las Américas sobre Economía Verde, en Fortaleza (capital de Ceará), pidió más compromiso de Brasil y de las instituciones multilaterales –bancos internacionales con capitales de diversos países– para desbloquear el financiamiento a proyectos sostenibles en el país.
Según Oliveira, el caso más emblemático ocurre con el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB por sus siglas en inglés). La institución creada en 2014 por los Brics, grupo que reúne a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ha prestado pocos recursos al país hasta hoy.
“Brasil hoy utiliza menos recursos de lo que aportó al NDB, que es un banco que tiene algo que decir sobre la economía verde. Porque fue creado con un perfil ya de financiamiento de infraestructuras y proyectos sustentables. Está en el ADN del banco la agenda de sostenibilidad”, dijo.
Según el director del Ipea, la dificultad en comprobar la viabilidad de proyectos puede ser un factor que viene impidiendo el acceso de Brasil a financiamientos internacionales. Oliveira cita el proyecto del tren bala entre Río de Janeiro, São Paulo y Campinas, lo que reduciría el consumo de combustibles fósiles, pero nunca llegó a despegar debido a que el análisis de costo-beneficio no compensó. Para él, el principal desafío está en ambos lados: el aumento de la viabilidad de proyectos y el compromiso de las instituciones multilaterales.
“Los bancos multilaterales necesitan tener una función más sustantiva de financiamiento en este tipo de proyecto. Más que eso, Brasil y varios países necesitan tener una acción más proactiva en la viabilidad de proyectos que no son financiados por la falta de recursos para que el debate sobre desarrollo sostenible gane profundidad y concreción”, declaró.
Oliveira también aboga por una mayor apertura de la economía brasileña, incluso en el sector financiero, de modo que más bancos operen en el país. El aumento de la competencia entre las instituciones, subrayó, ayudaría a reducir los intereses finales y haría más viables proyectos que hoy no pueden ser financiados por el capital privado.
Crédito de carbono
Director gerente de la Plataforma Mexicana de Carbono, mercado voluntario de créditos de carbono en la Bolsa de México, Eduardo Piquero defendió más concientización de los grandes inversores en el financiamiento a proyectos sostenibles. Por medio del mercado de carbono, empresas e individuos compensan las emisiones de gas carbónico con la compra de títulos que financien proyectos ecológicamente correctos y que reduzcan la pobreza.
Los fondos de pensiones, las aseguradoras y los fondos de inversión, informa Piquero, tienen US$ 15 billones aplicados en todo el mundo. Un tercio de eso, unos US$ 5 billones, están invertidos en sectores intensivos en combustibles fósiles que no darán ingresos en unos pocos años, como refinerías de petróleo y plantas de carbón. “Hay que entender que el cambio climático es un gran riesgo y es un gran incentivo. Tenemos que dirigir la creación de capacidades a los grandes inversores para que identifiquen que aquello en lo que invierten hoy no va a rendir en un plazo muy corto”, advirtió.
Regulación
El presidente de la Comisión del Desarrollo Económico, Productivo y la Microempresa del Parlamento de Ecuador, Claudio Esteban Albornoz, dijo que la regulación es importante para incentivar los financiamientos de proyectos ecológicamente sostenibles. Ello citó como ejemplo la Ley de Eficiencia Energética de Ecuador, que pretende disminuir el número de vehículos movidos a combustibles fósiles en el país, al tiempo que concede incentivos a fondos que financien proyectos y tecnologías de energía sostenible
“Hay una motivación económica, llevada por la preferencia del consumidor a proyectos con marca verde. Hay una oportunidad para que existan inversiones. Por lo tanto, creo que debe haber una motivación legal por las restricciones sobre la oferta de bienes y servicios [como la limitación de coches con combustible fósil]. Este es un tema que corresponde a la regulación”, comentó.
La 1era Conferencia Ministerial Regional de las Américas sobre Economía Verde fue realizada los días 24, 25 y 26 de junio por la Organización Mundial de la Economía Verde (WGEO), la Oficina de Cooperación Sur-Sur de las Naciones Unidas (UNOSSC) y el Instituto Brasil África (Ibraf).
* El reportero viajó a Fortaleza por invitación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
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