Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) encontró que el virus del Zika, además de replicarse en el cerebro de los adultos, también causa problemas de memoria y motores. El estudio ha sido publicado este jueves (5) en Londres, en la revista científica Nature Communications.
La investigación se inició durante el brote de Zika en el país, en 2015 y 2016. “[En aquel momento], aumentó el número de casos y, junto a la microcefalia, que fue lo que más llamó la atención, las complicaciones comenzaron a aparecer en pacientes adultos”, dijo una de las coordinadoras de la investigación, la neurocientífica Cláudia Figueiredo.
Aunque la enfermedad era autolimitada, con síntomas leves, muchos pacientes tenían una situación más grave: algunos cayeron en coma o tuvieron hospitalizaciones más prolongadas. “Entonces surgió nuestra pregunta: los investigadores han demostrado que el virus se replica en las células progenitoras, que son las del feto, del nervio central. ¿Este virus no infecta también la neurona madura? Ahí fue donde comenzó nuestro enfoque”, dijo Claudia.
Neurona madura
Los investigadores de la UFRJ utilizaron tejidos de acceso, es decir, tejidos libres de enfermedades de pacientes adultos que se habían sometido a cirugía cerebral pero que no tenían Zika. Los cultivaron en laboratorio e introdujeron el virus del Zika en este tejido neuronal maduro. Luego observaron que el virus infectaba esas células, especialmente las neuronas en este tejido, y se replicaba en él –es decir, produjo nuevas partículas virales–.
Mientras tanto, han surgido hallazgos clínicos de que en algunos pacientes el virus se detectaba en el sistema nervioso central, en el líquido que rodea el cerebro (LCR). Luego, los investigadores decidieron ver qué tipo de efecto sucedería si infectaban el cerebro de un animal adulto con este virus. “Administramos el virus en el cerebro del ratón adulto y observamos varias cosas”, dijo Cláudia.
Replicación
Luego se descubrió que el virus se replicaba en el cerebro del animal adulto y tenía preferencia por las áreas relacionadas con la memoria y el control motor. “Y eso es precisamente lo que se alteró en los pacientes cuando tenían el virus en condiciones más complicadas.” Esto también les puede pasar a los adultos, confirmó la coordinadora del estudio. “Cuando el virus infecta, en algunas personas, no se sabe por qué, llega al sistema nervioso central; en otras no. Depende de muchos factores, y puede causar este tipo de daño.”
La neurocientífico señaló que el deterioro de la memoria se produjo no solo en la fase adulta de la infección. Se encontró que los síntomas persisten incluso después de que la infección fue controlada en los ratones, y que el virus se replicó, con pico de varios días. “Sin embargo, hasta 30 días después de que el virus ya se encuentra en bajas cuantidades en el cerebro, el animal todavía tiene pérdida de memoria. El deterioro de la memoria persiste.” La investigadora explicó que 30 días en la vida de un animal equivalen a dos, tres o cuatro años en la vida de un humano: “es mucho tiempo”. Cláudia advierte que después de unos años puede ser necesario evaluar la memoria de los pacientes infectados.
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