El rango del 1% de los brasileños más ricos vio un aumento real del 8,4% en su ingreso promedio mensual en 2018. En el mismo período, el 5% más pobre de la población experimentó una reducción del 3,2% en los ingresos. Mientras que el promedio mensual para los más ricos era de US$ 6,5 mil, los más pobres ganaban US$ 37. Las cifras se desprenden de una evaluación de todos los tipos de fuentes de ingresos de las personas que viven en Brasil, incluida en la PNAD (Encuesta Nacional Continua por Muestreo de Domicilios), divulgada este miércoles (16) por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
También se reportan pérdidas si el grupo se amplía al 30% más pobre. Además de la caída del 3,2% en el 5% más pobre, el grupo del 5 al 10% se redujo en un 1,4%. Las pérdidas para el grupo entre el 10 y el 20% más pobre se reportaron en 1,5%. Para el rango entre 20 y 30%, la reducción fue del 0,8%.
"Del 30% con los ingresos más bajos, todos vieron una reducción en comparación con 2017 en el ingreso promedio; todos perdieron un poco", dijo Maria Lúcia Vieira, gerente de investigación.
Señaló que algunos de estos resultados se deben a la reducción del empleo en la industria y la construcción. La analista del IBGE, Adriana Beringuy, mencionó que los trabajadores de los servicios de información, telecomunicaciones, financieros y administrativos sufrieron un fuerte impacto. "Esta actividad perdió un gran número de personas empleadas y, cuando había contrataciones, el trabajo era generalmente informal y autónomo. Incluso los sectores más formalizados empezaron a absorber trabajadores con menores ingresos".
Informalidad
Adriana Beringuy mencionó el crecimiento en el sector de transporte, almacenamiento y correo, que incluye a conductores de aplicaciones, así como en el sector alimentos, más propenso a la informalidad. "Hay una recuperación en el empleo, con más gente trabajando. De hecho, la población empleada ha aumentado, pero la expasión se da a través de actividades con ingresos más bajos", agregó.
"Los que ganaban más continuaron en el mercado. Los que se quedaron en el medio fueron despedidos y recontratados de manera informal y con ingresos más bajos", declaró Maria Lúcia.
Índice Gini
La desigualdad en Brasil también se evidencia en el Índice Gini, que mide la concentración del ingreso y los ingresos mensuales en todos los trabajos. El índice varía de cero (igualdad perfecta) a uno (desigualdad máxima). En 2018, el indicador era de 0,509, frente a los 0,501 del año anterior. Entre 2012 y 2015, la encuesta encontró una tendencia a la baja en la tasa, que se redujo de 0,508 a 0,494. En 2016, el índice volvió a subir a 0,501, un umbral que se mantuvo estable en 2017. En este caso, la desigualdad puede agravarse porque los que ganan menos empiezan a cobrar aún menos.
Entre 2012 y 2015, agregó Beringuy, Brasil registró mayores ingresos y una baja tasa de desempleo. "Fue cuando la gente decía que contratar criadas empleadas domésticas ya no era viable, porque la paga era alta. Los servicios básicos y el comercio también tenían altos salarios. Hubo un auge en el empleo registrado, por lo que los ingresos se desconcentraron, a través del mercado laboral. A partir de 2016, cambia el panorama."
Ayudas económicas
Para la gerente de PNAD, ante la situación del mercado laboral, las personas que no consiguen un empleo formal con beneficios terminan trabajando de manera informal o tratando de iniciar su propio negocio. "No hay un aumento en la búsqueda de trabajo informal. El trabajo informal es la única opción”, argumentó.
Durante ese período, Vieira agregó, entre otras actividades de trabajo informal, se observó un aumento en los servicios de alimentación y de conductores de aplicaciones.
Recordó que hay personas con empleos informales que no declaran sus ingresos y pueden así cumplir más fácilmente con los criterios de programas de ayuda económica como el Bolsa Família. "Si tienes un trabajo registrado, tus ingresos son declarados; si tu empleo es informal, no necesariamente declaras tus ingresos, así que puedes unirte a los programas [de ayuda económica] más fácilmente".
También llamó la atención sobre el hecho de que las familias que reciben esas ayudas tienen ingresos considerablemente más bajos que las familias en que nadie las recibe. "Es cerca de una quinta parte de los ingresos. Es una diferencia enorme, y vemos esta brecha incluso en la estructura de los hogares, en el acceso a los servicios y en los bienes que poseen", afirmó.
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