La Estación Brasileña Comandante Ferraz, en la Antártida, incluye a Brasil en un grupo selecto de naciones que tienen derecho a explorar y decidir el futuro del continente congelado en un trabajo de cooperación internacional, según establece el Tratado Antártico, firmado en 1961.
El acuerdo estipula que solo aquellos que realizan investigaciones en el suelo antártico pueden definir las reglas de ocupación de uno de los lugares más desconocidos del planeta. Brasil es signatario del Tratado Antártico desde 1975 y en 1984 abrió su estación de investigación allá.
El continente de hielo, es el más alejado y menos conocido, tiene una superficie de 14,5 millones de kilómetros cuadrados, casi el doble del territorio brasileño. Datos obtenidos por los científicos muestran que la Antártida tiene la más grande cantidad de agua dulce del planeta, almacenando el 70% de las reservas mundiales.
Sus enormes glaciares e icebergs concentran el 90% del hielo de la Tierra. Respecto a los recursos minerales y energéticos, no existe un cálculo exacto, pero ya se han encontrado petróleo, gas natural y oro debajo de las capas de hielo.
Hielo e investigaciones
La Antártida es de fundamental importancia en la regulación del clima en el planeta, ya que controla las circulaciones oceánicas y atmosféricas globales. Para comprender mejor cómo funcionan estos efectos, investigadores de las universidades federales de Bahía y Pernambuco están a bordo del Buque Polar Brasileño Almirante Maximiano, en camino a la Antártida.
Mientras navegan, recopilan datos para investigar el impacto de las corrientes marinas antárticas en el clima brasileño. Según el investigador Moacyr Araújo, vicerector de la Universidad Federal de Pernambuco, el trabajo ayudará a comprender los efectos del cambio climático.
“La idea es descubrir cuáles son los efectos de los intercambios de gases entre el océano y la atmósfera para tener una mejor previsión de lo que sucederá en el futuro", explica. Una obra que, según el investigador, sería imposible sin el apoyo de las Fuerzas Armadas de Brasil. "El apoyo de la Armada y de la Fuerza Aérea es fundamental porque resuelve todo el problema logístico en una región tan hostil como la Antártida”, dice.
En los últimos diez años, el gobierno brasileño ha invertido más de US$ 122 millones en el Programa Antártico Brasileño (Proantar), que promueve el desarrollo científico en aquella región. El programa también es responsable de evaluar los impactos ambientales de las actividades brasileñas en la Antártida para garantizar el cumplimiento de las normas internacionales.
*El periodista viajó por invitación de la Armada brasileña.
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