Las escuelas de samba contribuyen a mover la economía de Río de Janeiro durante todo el año, dijo Marcel Balassiano, economista de la Fundación Getulio Vargas, en una entrevista con Agência Brasil.
El carnaval de este año deberá inyectar más de US$ 911 millones en la economía formal e informal de la ciudad, en el período que incluye los días de la fiesta y la semana anterior, superando los US$ 861 millones registrados en el evento de 2019.
Balassiano destacó que las agremiaciones tienen un impacto muy fuerte en la economía a través de los sectores de hoteles, bares, alimentos y transporte. “No es solo durante los días de fiesta. Las escuelas generan impacto durante todo el año por la industria del carnaval, con diferentes tipos de producciones trabajando en sus sedes y espacios de ensayo, moviendo la economía formal e informal.”
Según él, eventos como ensayos de calle o en las sedes atraen al vecindario una multitud que consume en bares, restaurantes e incluso vendedores ambulantes. “Esto se hace aún más importante en este momento, en el que Río de Janeiro y Brasil experimentan una recuperación, todavía lenta, tras la recesión que atravesó el país entre 2014 y 2016. Y la peor consecuencia de esta recesión es que el mercado laboral vive una situación muy precaria”, analizó Balassiano.
Informalidad
Sumándose los desempleados, sub-ocupados y los 40 millones de personas que trabajan informalmente, Brasil tiene casi 70 millones de individuos en situación precaria en el mercado laboral, de los cuales 5 millones se encuentran en el estado de Río de Janeiro, dijo el economista. Son 3 millones en la informalidad en el estado. “Los eventos vinculados al carnaval terminan ayudando en este problema de informalidad, en todos los municipios que tienen escuelas de samba”, señaló.
El economista considera que una de las principales formas para que Río de Janeiro prospere en términos económicos es ver el turismo con más cuidado y atención, por los beneficios que el sector brinda a la ciudad y al estado en general. Balassiano señaló que la agenda turística de Río tiene dos eventos anuales principales, que son la Nochevieja y el Carnaval, además de Rock in Río cada dos años. El turismo y la economía de la ciudad, sin embargo, no deberían restringirse solo a los megaeventos, observó.
Si hubiera una agenda turística durante todo el año, con congresos, turismo de negocios, etc., dijo, la capital y el estado podrían mantener un flujo constante de turistas, lo que favorecería la economía y eliminaría la caída de cinco años consecutivos experimentada en el sector de servicios.
Hinchas asociados
Sin subsidios de la Municipalidad, las escuelas de samba del Grupo Especial necesitan cada vez más el dinero privado. Los ingresos de la venta de entradas para los desfiles en el Sambódromo son compartidos por la Liga Independiente de Escuelas de Samba (Liesa) con las agremiaciones, que también obtienen parte de la venta de los derechos de transmisión por la TV y ganan con eventos en sus sedes.
Marcel Balassiano mencionó que diversas escuelas ya adoptan el Programa de Hincha Socio, utilizado por muchos clubes de fútbol, pero necesitan dar más publicidad y mejorar los atractivos para lograr más adhesiones y, en consecuencia, tener más recursos. “Salgueiro, Portela, Mocidade, entre otras escuelas, tienen programas para sus socios, con diferentes beneficios”. Él cree que el futuro pasa por ayudar a las escuelas a tener mejor gestión financiera.
Una de las campeonas del Carnaval de Río, Mangueira, ha lanzado este año su crowdfunding o financiamiento colectivo, otra sugerencia que también destacó Balassiano. La escuela no alcanzó el número deseado de apoyadores, pero lo más importante es que la idea se puede desarrollar mejor, según el economista, con el objetivo de acercarse a los fanáticos y hacer que ayuden a financiar la preparación del desfile y los proyectos sociales desarrollados. “El concepto de que el hincha puede ayudar a la escuela y recibir un premio por eso es una muy buena idea”, explicó. En el caso de Mangueira, el colaborador recibe, entre otras recompensas, una bandera oficial de la escuela, autografiada por la pareja principal de abanderados.
Balassiano también afirmó que las escuelas deben ser autosustentables, sin olvidar la parte cultural que representan y los proyectos sociales que desarrollan y se reflejan en más educación para los niños y prevención contra su entrada al tráfico de drogas.
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