El ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerque, dijo que la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19) ha lanzado al sector energético de Brasil a una "crisis sin precedentes" que se vio agravada por la caída del precio mundial del barril de petróleo debido a la disputa comercial entre Arabia Saudita y Rusia.
Según Albuquerque, las medidas de aislamiento social para contener la rápida propagación de la enfermedad en Brasil hicieron que el consumo de gasolina cayera casi un 33% en sólo un mes. La demanda de etanol cayó un 44%, el diesel un 18%, el gas natural un 20% y el queroseno de aviación un 85%.
"En el sector eléctrico hubo una reducción del 22% de la carga, lo que equivale a 15,5 gigavatios-hora [Gwh]. Esto representa más que todo el consumo en la región Sur en condiciones normales. Es prácticamente el [consumo de la región] Noreste y un tercio de la región Norte. En otras palabras, es una reducción significativa del consumo de energía", dijo el ministro el jueves(23) durante una videoconferencia con periodistas.
La suma de la súbita caída de la demanda de combustible y la inesperada caída del precio mundial del petróleo formó lo que Albuquerque llamó "una tormenta perfecta". En medio de esta situación, solo aumentó la venta de gas de cocina, causando una escasez de producto en algunos lugares, situación que, según el ministro, ya se ha normalizado. "El suministro está garantizado. Según la información que recibí ayer, [la distribución] está prácticamente regularizada en todos los estados de la federación", dijo.
Las circunstancias, según el ministro, también motivaron al gobierno a posponer las subastas de electricidad que estaban programadas para este mes.
"No sabemos exactamente cuándo terminará esta crisis y cuáles serán sus consecuencias para cada sector. El aplazamiento de las subastas no sorprendió a nadie. Tan pronto como las condiciones lo permitan, las llevaremos a cabo", comentó Albuquerque, destacando que, aunque excepcional, la crisis es "momentánea" y ya se están tomando medidas para asegurar el suministro futuro y la sostenibilidad del sector energético, preservando los contratos y atrayendo nuevas inversiones. "Ya hemos experimentado otras crisis. Ahora tenemos que considerar las lecciones aprendidas para modular nuestras acciones", dijo Albuquerque.
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