La séptima edición del llamado Mapa Social del Corona, elaborado por el Observatorio de las Favelas, pone de relieve el peso del racismo estructural en medio del impacto de la COVID-19 sobre las poblaciones negras y residentes de favelas en Río de Janeiro. Para el Observatorio, ese es un dato fundamental para comprender los efectos de la pandemia en la sociedad brasileña. Según la publicación, casi el 40% de los casos en Río de Janeiro, tanto de confirmados como de fallecidos, carecen de información sobre la incidencia de la enfermedad en esa población.
"Esa práctica revela otra cara del racismo institucional en las prácticas gubernamentales de gestión de la salud. Desconocer la importancia de esos datos es también minimizar la vida y el derecho a la salud de la mayor parte de la población brasileña", señala el mapa.
El documento también señala que, aunque la contaminación comunitaria haya comenzado en la región sur de la ciudad, considerada una zona con mayor renta, los barrios que registraban más casos y el mayor número de muertes eran los más internalizados, con ingresos más bajos y mayor presencia de personas negras.
"Hasta la realización de ese estudio, la tasa de letalidad en la zona sur de Río de Janeiro era del 5%, mientras que en una favela de Campo Grande esa tasa alcanza el 26,9%", dice el texto.
Muertes
El estudio muestra que el mayor número de muertes ocurre en algunos de los barrios donde la presencia de la población negra, considerando negros y mulatos sumados, supera el 60%.
Sin embargo, según el estudio, la desigualdad también se puede percibir al evaluar el perfil de edad de las muertes. En Cidade de Deus, por ejemplo, la tasa de mortalidad entre los 20 y los 49 años, 3,92%, es más del doble que la de Barra da Tijuca, con 1,64%. La edad media general de muerte por COVID-19 en Botafogo es de 77,9 años. En Rocinha, el número baja a 68,7 años, lo que muestra una diferencia de casi 10 años entre el barrio de clase media y la favela.
Para el Observatório de Favelas, esos análisis y los resultados de las ediciones anteriores muestran cómo la distribución mayoritaria de la población negra en los barrios periféricos y las favelas se corresponde con las desigualdades en el impacto que tiene la COVID-19 en diferentes lugares de la ciudad, aunque hay un subregistro de casos, una gran dificultad para acceder a la atención formal y un aumento de las muertes en los hogares, especialmente en los territorios más vulnerables.
Equipos de salud
Otro hallazgo del mapa es que la distribución de equipos de salud es menor en los barrios de bajos ingresos, especialmente en el extremo norte y oeste. Esto, para el estudio, impone barreras para esta porción de la población tanto para la primera atención de COVID-19 en las unidades básicas de salud como para llegar a las camas de los hospitales con un respirador disponible.
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