Si las pruebas clínicas en curso demuestran la eficacia de las vacunas contra la COVID-19, Brasil estará bien posicionado para obtener las dosis ya el próximo año, dice la profesora de la Universidad Federal de Goiás (UFG) Cristiana Toscano, quien forma parte del Grupo Consultivo Estratégico de Especialistas en Inmunización (SAGE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La investigadora explicó que los convenios ya firmados por el gobierno federal y por el estado de São Paulo dan alternativas al país, pero advierte que es necesario apresurarse en la planificación para preparar los más de 30 mil puestos de vacunación del Sistema Único de Salud (SUS).
“Tenemos en Brasil una situación que considero bastante privilegiada, porque tenemos mecanismos bilaterales y la participación de Brasil en Covax, que es un mecanismo multilateral”, dijo la epidemióloga, quien participó en la Jornada Nacional de Inmunización promovida por Sociedad Brasileña de Inmunizaciones. “Estamos bien posicionados desde el punto de vista del acceso y de posibilidad y expectativa real de tener algunas vacunas ya en 2021”.
Consorcio Covax
El mes pasado, Brasil confirmó su participación en el consorcio Covax, organizado por la OMS para garantizar el acceso a la inmunización en todo el mundo. El fondo espera recaudar US$ 18 mil millones con la inversión de 80 países considerados autofinanciables, como Brasil, para suministrar las vacunas a estos y otros 92 países que no podrían fabricar ni comprar las dosis.
Con la adhesión, el país invertirá alrededor de US$ 440 millones y espera adquirir un portafolio que, hasta la fecha, tiene nueve vacunas en desarrollo, para garantizar la protección del 10% de la población hasta fines de 2021.
Acuerdos bilaterales
En acuerdos bilaterales, el país contrató la transferencia de tecnología de una vacuna británica y una china. El gobierno federal firmó un convenio con los desarrolladores de AstraZeneca y de la Universidad de Oxford para que la Fundación Oswaldo Cruz nacionalice la producción de la vacuna, que se encuentra en la última fase de pruebas clínicas en varios países, incluido Brasil. La vacuna de Oxford también es una de las nueve que componen la cartera de Covax.
Además, el gobierno del estado de São Paulo y el Instituto Butantan firmaron un convenio de pruebas y transferencia de tecnología para la producción nacional de la vacuna en desarrollo por el laboratorio chino Sinovac.
Planificación
Cristiana Toscano señaló que, debido a la pandemia, se tuvo que anticipar inversiones en la producción, lo que implica el riesgo de que las vacunas no resulten efectivas. Además de pruebas y procesos regulatorios, la investigadora señala que la planificación para que las vacunas lleguen a los centros de salud también necesita ser agilizada desde el nivel local al nacional, porque hay un pronóstico de inicio de la inmunización para los primeros meses del próximo año.
“No hay que esperar. No hay un momento para decir 'ahora comencemos'. El ahora es ahora mismo. Estamos trabajando con un pronóstico optimista y esperanzador. Si, de hecho, en esta evaluación preliminar de diciembre, las vacunas demuestran eficacia y seguridad, la previsión es que entre febrero y marzo, a más tardar, sí sea posible iniciar la vacunación. Estamos hablando de un tiempo muy corto para preparar todo para tal escala y tremenda importancia”.
En septiembre, el gobierno federal instituyó un grupo de trabajo interministerial para coordinar la adquisición y distribución de vacunas “de probada calidad, eficacia y seguridad” contra el nuevo coronavirus.
Sin embargo, la planificación ya había comenzado, según lo presentó el secretario de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud, Arnaldo Correia, en la Comisión Externa de la Cámara de Diputados destinada a acompañar el enfrentamiento a la pandemia.
La investigadora reconoce que aún existen muchas brechas que impactan en la planificación, como la confirmación del número de dosis por persona, la efectividad en cada grupo poblacional y la duración de la inmunidad. Para auxiliar a los gobernantes, la OMS desarrolló modelos que simulan escenarios para tomas de decisiones, lo que incluye a qué grupos priorizar para reducir la mortalidad, la ocurrencia de casos graves y la preservación del sistema de salud, por ejemplo.
“La buena noticia es que, respecto a este tema [mutabilidad del virus], para la vacuna contra la COVID, parece que no es necesaria una nueva vacunación por mutación del virus circulante”, evalúa la investigadora, quien señala otro desafío: “Será una vacunación diferente a las campañas habituales. No debe estar dirigida a niños, sino a grupos distintos a los que estamos acostumbrados”.
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