Exactamente dos años después de la tragedia de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais, el volumen de fondos anunciado por la minera Vale para pago a los accionistas es de US$ 3,63 mil millones. En el mismo período, según datos de la propia compañía, se pagaron US$ 686,9 millones en indemnizaciones y ayudas de emergencia a los afectados por la tragedia. La comparación entre las cifras viene siendo utilizada por los afectados para exigir un mayor compromiso con la reparación de los daños causados por la rotura de la presa de lavados. Los dividendos fueron pagados a los accionistas en dos ocasiones: finales de 2019 y en octubre de 2020.
La remuneración de los ejecutivos también tiene cifras significativas. Vale distribuyó US$ 3,54 millones a los directores como premio por desempeño. El monto, aprobado por la asamblea de la compañía en abril de 2020, se refiere a 2019, año en el que ocurrió la tragedia. Entre los beneficiarios se encontraban personas que tenían papel de liderazgo cuando se rompió la presa.
En aquel entonces, Vale declaró que los montos se compartieron entre ejecutivos que no estaban siendo investigados y sostuvo que los directores cumplieron con sus metas de sostenibilidad y reparación de daños por desastres durante todo el año. Los socios minoritarios y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) votaron en contra de la decisión, pero fueron derrotados ante los accionistas que poseen el 60% de las acciones, como Bradesco, uno de los mayores bancos privados del país, y Previ, plan de fondos de pensiones para empleados del Banco do Brasil.
“Son valores muy altos que se asignaron a los accionistas. Es una falta de respeto con quienes tuvieron sus vidas interrumpidas. Y no me refiero solo a las víctimas que han sido privadas del derecho a vivir. Familias que han perdido a sus seres queridos están impotentes. Es una pesadilla constante”, dice la ingeniera civil Josiane Melo, presidenta de la Asociación de Familiares de Víctimas y Afectados por la Rotura de la Presa de la Mina Córrego do Feijão (Avabrum). Ella perdió a su hermana Eliane Melo, quien estaba embarazada de cinco meses.
La compañía minera dice que está comprometida con la reparación de los daños. “Comprometida a compensar de manera justa y rápida a todos los afectados, la empresa ya ha pagado más de R$ 2 mil millones (US$ 371,3 millones) en indemnizaciones. En total, 8,7 mil personas ya han firmado acuerdos de compensación con Vale, de los cuales 1,6 mil a través de la justicia laboral y 7,1 mil personas en indemnizaciones civiles”, dice en una nota.
Desde la tragedia, ocurrida luego de que se rompió una presa en la mina Córrego do Feijão el 25 de enero de 2019, se han rescatado 259 cuerpos. Once personas siguen desaparecidas, y el Departamento de Bomberos continúa buscándolas. La avalancha de barro también destruyó comunidades, devastó la vegetación y contaminó el río Paraopeba, que abastece a parte de la región metropolitana de la capital del estado, Belo Horizonte.
Indemnizaciones por muerte
Para indemnizar a los familiares de trabajadores fallecidos se firmó un convenio entre Vale y el Ministerio Público de Trabajo (MPT) en julio de 2019. Más del 90% de los 259 cuerpos rescatados eran de empleados que trabajaban en la mina Córrego do Feijão: 123 eran empleados propios de Vale y 117 de empresas subcontratadas. “No pensamos que fue un acuerdo positivo. No nos consultaron y no tuvimos opciones. Nos dijeron que era eso o ir a la Corte”, dijo Josiane Melo.
Según el acuerdo, los padres, cónyuges o parejas, e hijos de estas víctimas recibirían individualmente US$ 92,82 mill por daños morales. Los hermanos recibirían US$ 27,84 cada uno. Además, respecto a daños materiales, Vale debe pagar una pensión mensual a los familiares que dependían económicamente de la víctima. El acuerdo asegura que los dependientes de cada fallecido no deben recibir menos de US$ 148,51 mil, aunque el cálculo está por debajo de esa cifra.
Los valores son inferiores a lo pronosticado por un estudio interno de la misma compañia Vale, incautado por el Ministerio Público de Minas Gerais (MPMG) en el curso de las investigaciones sobre la tragedia. El documento fijaba la indemnización en casi R$ 10 millones (US$ 1,8 millones) por fallecido. “Por supuesto, una vida no tiene precio. Incluso todavía pensaríamos que R$ 10 millones es poco frente a una vida perdida, pero hemos visto algunas buenas compensaciones para los que sufrieron daños materiales. Hubo lotes y fincas devastados por la rotura de la presa que fueron muy bien valoradas. Mientras tanto, quien perdió a un hermano o un hijo ni siquiera fue escuchado para definir la compensación”, lamenta Josiane.
Decisiones judiciales
No todas las familias aceptaron los valores y algunas optaron por interponer demandas judiciales. Vale ya ha sido condenada en algunas de ellas, aunque hay decisiones apeladas tanto por la minera como por familiares que buscan un aumento de las indemnizaciones.
Las cifras para los trabajadores sobrevivientes también fueron discutidas en los tribunales. Negociaciones entre la minera y seis sindicatos dieron lugar a acuerdos que fueron ratificados en abril del año pasado por el Tribunal Laboral. A cada uno de los empleados que operaban en la mina Córrego do Feijão, ya sean de Vale o de terceras empresas, se deberán pagar hasta US$ 46,4 mil por daños morales y materiales. La cifra más alta se destina a quienes estaban trabajando en el momento en que se rompió la presa.
Josiane, quien también es empleada de la minera, dice que muchos colegas tuvieron dificultades para lidiar con el trauma experimentado. “Muchos de los trabajadores sobrevivientes optaron por dejar Vale, y hay una dificultad para volver al mercado laboral. Primero porque estamos en medio de una pandemia. Segundo porque estas personas se han sometido o se están sometiendo a tratamiento psiquiátrico. Su reputación está manchada porque han trabajado en la mina Córrego do Feijão y nadie quiere contratarlos por el estigma. Los empleadores no quieren un trabajador con problemas psiquiátricos”.
Recuperación
A pesar del impacto financiero que tuvo lugar en los meses posteriores a la tragedia, Vale minimizó las pérdidas de 2019 con un buen desempeño en el segundo semestre. La minera cerró el año con una pérdida de US$ 1,23 mil millones. En 2020, considerados los balances ya publicados de los primeros tres trimestres, la utilidad neta acumulada fue de US$ 4.060 millones. Aún falta la publicación del balance del último trimestre, pero Vale ya se acerca al desempeño de 2018, año anterior a la tragedia, cuando obtuvo una ganancia de US$ 4.750 millones.
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