A finales del año pasado, la historia de Madalena Gordiniano, que pasó casi toda una vida trabajando en condiciones similares a la esclavitud, conmocionó a Brasil. La mujer, que a los 8 años fue a pedir un trozo de pan y acabó sirviendo a una familia durante 38 años, nunca recibió un salario ni derechos laborales, vivió recluida, fue obligada a casarse y tuvo que pedir comida y jabón para los vecinos. El calvario solo llegó a su fin en noviembre de 2020, cuando, tras una denuncia, fue rescatada por inspectores de trabajo en un apartamento de la ciudad de Patos de Minas, en el estado de Minas Gerais. Vivía en una habitación que ni siquiera tenía ventanas.
Magdalena fue rescatada en 2020, en pleno siglo XXI. Sin embargo, como ella, muchas personas siguen sufriendo situaciones similares a las que vivieron los esclavos en la época colonial. El trabajo forzado, la jornada agotadora, las condiciones degradantes y la servidumbre por deudas son algunas de las características de lo que se denomina trabajo esclavo moderno. Solo en los últimos cinco años (2016-2020), el Ministerio Público del Trabajo (MPT) recibió más de 6 mil denuncias relacionadas con los temas de trabajo esclavo y la extorsión y trata de trabajadores.
Según el vicecoordinador nacional de Combate al Trabajo Esclavo y Enfrentamiento a la Trata de Personas (Conaete) del MPT, Italvar Medina, solo el año pasado, más de 900 trabajadores fueron rescatados de situaciones análogas al trabajo esclavo. "La mayoría de las situaciones se produjeron en las zonas rurales, especialmente en las actividades de siembra y cosecha de café, carbón vegetal y cebolla. Pero también tuvimos rescates urbanos en talleres de costura y trabajos domésticos".
Vulnerabilidad
Según Medina, las víctimas del trabajo esclavo moderno son personas en situación de alta vulnerabilidad social, baja escolaridad, pocas oportunidades laborales y escaso conocimiento de sus derechos. "Se les engaña con promesas de condiciones de trabajo y remuneración óptimas, a menudo se les lleva a abandonar su estado de origen y cuando llegan a su destino se dan cuenta de que la situación no es la prometida", afirma.
Medina destaca el perfil de estos esclavos modernos: el 70% de los rescatados son morenos o negros, "lo que también revela la persistencia del racismo estructural en el país, porque el color de la piel de los esclavos de hoy es el mismo de los esclavos antiguos", señala. La mayoría son hombres y tienen un bajo nivel de educación. El estado de Minas Gerais es el que presenta más casos de trabajo en condiciones de esclavitud.
La esclavitud moderna priva a los trabajadores de derechos básicos como el agua potable, la alimentación, la higiene y unas condiciones de trabajo dignas. Nayara Lima Xavier, funcionaria del Ministerio Público de Trabajo de Mato Grosso do Sul, ha hecho varias buscas en el estado y ha presenciado situaciones degradantes. En uno de ellas, en 2019, los trabajadores se alojaban en chozas improvisadas con lonas y ramas de árboles. No había iluminación y las estructuras de madera montadas en el suelo servían de cama. Como no había baño, los trabajadores tenían que hacer sus necesidades fisiológicas en el bosque. "El agua que se utilizaba para el consumo, el baño y la preparación de alimentos se recogía de un arroyo y se traía en galones de lubricantes. Tenía un aspecto turbio y fangoso", recuerda. Además, debido a la falta de electricidad, la carne se colgaba en postes para que se secara, expuesta al contacto con la suciedad y diversos contaminantes.
Postar um comentário