El cambio climático y el calentamiento global, con efectos potencialmente destructivos para la humanidad, han exigido a los gobiernos y a las empresas adoptar medidas contundentes para mitigar el impacto medioambiental en la producción económica. Ante este panorama, las iniciativas en torno a la llamada economía circular desarrollan soluciones tecnológicas y campañas educativas que ayudan a "limpiar" la cadena de producción y a mejorar la gestión de los residuos en diversos sectores.
"En pocas palabras, la economía circular consiste en mantener los recursos durante el mayor tiempo posible dentro de la cadena de producción. Invertir en sus ciclos, mediante el reciclaje, la reutilización y la refabricación, permite mantener la durabilidad [de los recursos] durante el mayor tiempo posible", afirma Davi Bomtempo, director ejecutivo de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Confederación Nacional de la Industria (CNI).
Para Bomtempo, con el ascenso de la agenda medioambiental al centro de las preocupaciones geopolíticas, como la Cumbre del Clima, organizada el mes pasado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se hace más evidente que la economía circular puede desempeñar un papel transformador para que los países alcancen los objetivos de reducir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
"Si se aplican los principios de la economía circular en un país, este sin duda empieza a reducir las emisiones y a acercarse para alcanzar esos objetivos. Hay que recordar que existe un contexto internacional muy fuerte. En el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, por ejemplo, hay todo un capítulo sobre desarrollo sostenible, donde el pilar central es la reducción de emisiones a través del Acuerdo de París. Y en eso podría contribuir la economía circular", apuntó.
Una encuesta realizada por la CNI en 2019 muestra que el 76,5% de las industrias desarrolla alguna iniciativa de economía circular, aunque la mayoría desconoce que las acciones se ajustan a este concepto. Entre las principales prácticas están la optimización de los procesos (56,5%), el uso de insumos circulares (37,1%) y la recuperación de recursos (24,1%). El sondeo también encontró que el 88,2% de los encuestados calificó la economía circular como importante o muy importante para la industria brasileña. Sin embargo, no se trata solo de buscar la eficiencia y el ahorro.
Una encuesta sobre el perfil de los consumidores brasileños, también realizada por la CNI, revela que el 38% de los entrevistados verifican siempre o a veces si los productos han sido producidos de forma ecológica. La encuesta también revela que los brasileños son más conscientes del destino de su basura. El número de personas que separan los residuos para su reciclaje creció del 47% en 2013 al 55% el año pasado.
Para fomentar la circularidad en la economía, la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés) está preparando una norma técnica internacional de economía circular, con la participación de representantes de 70 países, entre ellos Brasil. La CNI representa a Brasil y a América Latina en este proyecto. El próximo año, el país acogerá una reunión para ultimar el texto del documento.
Circularidad de los productos electrónicos
La multinacional Flex, que vende componentes electroelectrónicos como placas, ordenadores, teléfonos móviles e impresoras, es una de las empresas que detectó este potencial en Brasil y creó en 2013 un nuevo modelo de negocios exclusivo para el país, centrado en recuperar sus propios residuos electrónicos y también los de otras empresas. En aquel año se fundó Sinctronics, un centro de innovación situado en Sorocaba, São Paulo. Allí se desmontan, descargan y separan diferentes tipos de electroelectrónicos según sus propiedades.
"Hoy tenemos 300 toneladas de residuos industriales internos de Flex y otras 300 toneladas de residuos electrónicos de clientes que llevamos a Sinctronics todos los meses. Logramos reintroducir en cadenas productivas un 70% de ese total. Gran parte vuelve a Flex y otro tanto va a diferentes cadenas productivas", dice Leandro Santos, vicepresidente de Operaciones de Flex en Brasil. En cuanto al 30% restante de los residuos, que incluye materiales como el plástico, Sinctronics ha desarrollado una tecnología para triturar, fundir y granular las materias primas, que se reintroducen en la cadena sin necesidad de una nueva extracción.
En 2018, Sinctronics obtuvo el certificado Zero Waste gracias a un proceso para eliminar el 100% de los residuos electrónicos de HP, su principal cliente, lo que incluye la recuperación de cartuchos de impresora.
Alimentación y cosmética
Con presencia en 16 países y una referencia en la oferta de servicios medioambientales, Ambipar opera en diversos proyectos para reutilizar materias primas. En la industria alimentaria, como por ejemplo en el segmento de chocolates y galletas, la empresa utiliza los residuos para hacer un compost de alto valor energético para nutrición animal, que luego se absorbe en otras cadenas productivas, evitándose así su eliminación en vertederos o basureros. En otro proyecto, los restos de azúcar de los sacos que se almacenan en el puerto de Santos para su exportación se recuperan y se envían a un ingenio azucarero para ser fermentados y trasformados en alcohol. La empresa también se encargó de procesar los residuos de la presa de Brumadinho (Minas Gerais), que pertenece a la gigante minera Vale y se rompió en 2019. Durante la pandemia, Ambipar también prestó servicios de descontaminación de entornos colectivos como aviones, centros médicos y otros espacios con el fin de contener la propagación del covid-19.
"Nuestro objetivo es superar el esquema lineal de consumo —producción, consumo y desecho— y poner en práctica el concepto cíclico de sacar el máximo partido a esos residuos, para evitar que se desechen y puedan causar problemas medioambientales y generar gastos. Además, queremos devolver materias primas y así aumentar el ciclo de vida de los materiales, reducir sus huellas de carbono y generar ingresos", dice Gabriel Estevam, director de Investigación y Desarrollo de Ambipar.
En el sector de la cosmética, Ambipar presta servicios de reutilización de residuos de productos como champú, perfumes y cremas, que se transforman en una base para la producción de jabones, suavizantes y alcohol. En la industria de celulosa, un proyecto de la multinacional en el estado sureño de Paraná ayuda a procesar residuos como hojas, barro y corteza, que se transforman en un compost utilizado para fertilizar bosques de eucaliptos.
Cemento más limpio
Responsable del 7% de las emisiones mundiales de carbono, solo por detrás de la industria del acero, la industria del cemento viene buscando materias primas alternativas para reducir el impacto medioambiental, según señala la Asociación Global del Cemento y Hormigón. Una iniciativa consolidada en Brasil es la utilización de residuos de plantas siderúrgicas y centrales termoeléctricas para producir el clínquer (mediante la calcinación de caliza y arcilla), un producto básico para la fabricación de cemento.
"Cuanto menos clinker ponemos en el cemento, menor es el impacto medioambiental. Por lo tanto, podemos producir un cemento con un 80% de clinker y un 20% de adiciones, o un 60% de uno y un 40% de otro. En el futuro, queremos llegar a una proporción de 50% de clinker con 50% de productos alternativos", dice Gonzalo Visedo, jefe de Sostenibilidad del Sindicato Nacional de la Industria del Cemento (SNIC).
Otro cambio estructural en la industria del cemento es la utilización de productos de desecho alternativos al coque, un subproducto del refinado del petróleo utilizado en los hornos de las fábricas. En la actualidad, el nivel de sustitución del coque por residuos alcanza unos 21% y la proyección es llegar al 55% en 2050. Entre los materiales coprocesados en esta quema se contabilizan unas 600.000 unidades de neumáticos al año y biomasas típicas de cada región, como el açaí, la cáscara de arroz, la cáscara de babaçu, las astillas de madera, además de residuos industriales y domésticos.
"El coprocesamiento no es más que dar un adecuado destino a los varios tipos de residuos procedentes de diversas fuentes generadoras, como el plástico, el caucho, el vidrio o los medicamentos. Los hornos de las fábricas, que calientan las materias primas a 1,5 mil grados centígrados, tienen una capacidad de destrucción térmica extremadamente eficiente", explica Daniel Mattos, jefe del sector de coprocesamiento de la Asociación Brasileña de Cemento Portland (ABCP).
Durante el vertido de 5 mil toneladas de petróleo que afectó a toda la zona costera del noreste del país en 2019, la industria cementera jugó un papel importante en el coprocesamiento de estos residuos que fueron retirados de las playas para ser incinerados. Los fabricantes de cemento también trabajan en el coprocesamiento de aproximadamente 120 mil toneladas al año de residuos sólidos urbanos en Paraíba y São Paulo. Para los próximos diez años, prevén ampliar el servicio a otros estados del país y alcanzar un nivel de coprocesamiento de 2,5 millones de toneladas/año de residuos urbanos.
Tampinha legal
Además de cambiar los modelos productivos de la propia industria, las campañas educativas promovidas por las empresas ayudan a que la comunidad se implique, generando ingresos y fomentando la circularidad de materias primas. Es el caso del proyecto "Tampinha Legal", promovido por el Instituto Sustenplást, en Porto Alegre (sur). El programa incentiva la entrega de tapones de plástico en cientos de puntos de recogida por toda la ciudad.
Participan en el proyecto entidades benéficas del tercer sector como Apaes, colegios, residencias de ancianos, asociaciones civiles, hospitales, entre otros. Con los recursos obtenidos, las organizaciones benéficas pueden comprar medicamentos, alimentos, equipos y materiales, así como costear tratamientos y exámenes de salud y renovaciones.
"Solo en 2020 generamos ingresos por R$ 1,2 millones y recolectamos 350 millones de tapas de botellas, el equivalente a unas 670 toneladas", dijo el presidente del Instituto Sutenplast, Alfredo Schimitt.
Desafíos normativos
Para mejorar el entorno empresarial de la economía circular en el país, los expertos consultados por Agência Brasil defienden cambios normativos para crear incentivos, especialmente en materia de fiscalidad.
"En el exterior, hay subvenciones dirigidas a la economía circular. Aquí competimos en igualdad de condiciones con los sectores extractivos, muchos de los cuales están exentos de impuestos. Valdría la pena discutir sobre cómo financiar e impulsar el segmento", dice Gabriel Estevam, director de Investigación y Desarrollo de Ambipar.
"En Brasil y en el mundo todavía se piensa en castigar a los que no lo hacen. Necesitamos modelos que recompensen a los que producen en formato circular. Este coste debería revertir en beneficio", dice Leandro Santos, de Flex.
Hay optimismo en torno al marco regulador del saneamiento básico, aprobado el año pasado, que prevé una mayor participación de las empresas privadas en la prestación de servicios, dijo Daniel Mattos, de ABCP, quien agregó que la nueva legislación podría tener impacto en la economía circular.
"Esperamos que traiga mayor seguridad jurídica para la apertura de nuevas inversiones por parte de la iniciativa privada, además de aportar recursos financieros mediante la creación de tasas municipales de gestión de residuos, como ya ocurre en los sectores de energía y alcantarillado.
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