El gobierno brasileño publicó ayer (8) una resolución que define las metas anuales obligatorias de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en la producción y comercialización de combustibles. Los objetivos son válidos para los próximos diez años y están incluidos en la Política Nacional de Biocombustibles (RenovaBio),
RenovaBio forma parte de la política energética nacional. Su objetivo es contribuir al cumplimiento de los compromisos del país en el marco del Acuerdo de París y promover la adecuada expansión de la producción y del uso de biocombustibles en la matriz energética nacional.
Para este año, la resolución estableció como objetivo obligatorio 24,86 millones de unidades de Crédito de Descarbonización (CBIO). Para 2022, el objetivo es de 35,98 millones de unidades de CBIO emitido por los productores o importadores de combustibles.
Según el Ministerio de Minas y Energía, el CBIO es uno de los principales instrumentos de la Política Nacional de Biocombustibles. Lo emiten los productores o importadores de biocombustibles certificados voluntariamente, en función de su puntuación de eficiencia energética-ambiental, resultante de esa certificación y del volumen de biocombustibles vendidos en el mercado nacional. Cada CBIO representa una tonelada de dióxido de carbono equivalente evitada en la atmósfera. Los distribuidores de combustible están obligados por la política a adquirir los CBIO.
La resolución también establece intervalos de tolerancia, con los límites mínimo y máximo de los objetivos, los cuales empiezan a ser válidos a partir de 2023. La meta es de 42,35 millones de unidades de CBIO, con intervalo inferior de 33,85 y superior de 50,85. Las reducciones seguirán creciendo hasta que en 2031, último año de esta actualización de RenovaBio, alcancen la meta prevista de 95,67 millones de unidades de CBIO, con límite inferior de 87,17 y superior de 104,17.
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